El legislador panista Bonifacio Herrera afirmó que al cierre de 2009 se habían acumulado más de 589 mil órdenes de aprehensión y 120 mil de reaprehensión sin ser cumplidas por las procuradurías locales. Un total de 709 mil ordenes sin ejecutar de las cuales, la mayoría de esas órdenes incumplidas son finalmente canceladas al prescribir los plazos legales para el ejercicio de la acción penal contra los presuntos delincuentes.
Es paradógico esto, cuando los estados y municipios reportan un elevado subejercicio en materia de seguridad, hasta alcanzar 62% de presupuesto sin utilizar. Esto encima de que les fue aumentado en un 32% este año comparado con presupuestos anteriores. Mucho dinero, pocos resultados de los gobiernos locales.
Pero porqué nos pasa esto?: Un escaso nivel de escolaridad (secundaria en promedio), malas condiciones de salud (60% padece enfermedades como hipertensión, obesidad, diabetes, miopía y gastritis) y una inadecuada capacitación (40% de las lesiones de los policías son autoinfligidas o causadas por sus compañeros en prácticas o durante el desarrollo de operativos)... Además, sus condiciones laborales son precarias y con salarios de poco más de 6 mil pesos mensuales para policías estatales y municipales, aunque 61% de estos últimos obtiene remuneraciones por debajo de los 4 mil pesos al mes.
...Y todavía nos preguntamos, porque a la mayoría de ellos sólo los separa el uniforme de ser llamados delincuentes...
Los gobiernos estatales y locales están gastando sus recursos, en su mayoría, poniendo anuncios de lo bien que gobiernan a cambio de darnos policías de esta calidad, donde ya no sabes si cuando los ves, les tienes más miedo a ellos o a una persona en la calle con un cuchillo en mano.
Esta es la confianza que existe para ir a denunciar los delitos, que rara vez aprehenderán al delincuente. Probablemente por ahi deberían comenzar a legislar en lugar de atacar y dañar la presencia del ejército en el país.
... y como una prueba del pan de cada día, nadie sabe y nadie supo donde quedó el Jefe Diego, ni como desapareció ...
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