22 marzo, 2010

MAMÁ... YO NUNCA SERÉ NARCOTRAFICANTE!! - 1a parte

  ... El 23 de mayo de 1982 nace, en Zuntaguato Michoacán, Carmelo. De familia con ingresos medios, un padre siempre trabajador, con vicios comunes, y una madre que gustaba del chisme todo el día, Carmelo vivió sus primeros años enfrentando casi solo cada obstáculo que se le iba presentando. Llegó a los 3 años y su primer día de escuela con ellos también. No lloró, simplemente fue un día más sin la atención de ninguno de sus papás.

  Así pasaron días, algunos meses, hubieron festivales donde tuvo que saludar a su tia, porque su mamá siempre con muchos compromisos no podía estar presente. Se hizo frecuente mandar a Carmelo a casa con sus primos para que este no fuera un estorbo. La calle lo cuidaba si los primos no estaban. Y así cumplió sus 6 años. Ya midiendo un tanto más del metro, moreno-claro, de cabello lasio y ojos color azabache, tuvo su primer día de clases en la primaria que quedaba a la vuelta de la esquina. Hizo amigos desde un comienzo, vecinos que no conocian ni los papás. Corrían los días, las cosas nuevas llegaban con ellos y Carmelo tenía que aprender rápidamente porque sólo tenía la hora de la comida para preguntarle todo a mamá o uno que otro minuto en las noches para sacarle algo a papá. Un compañero de salón que decía groserías, otro que le subía la falda a las niñas, unos más pegándole a un indefenso y la maestra gritando a diestra y siniestra, eran las actividades escolares cotidianas de un día normal.

  Terminó primero, pasó por segundo y tercer grado con calificaciones regulares y en día en cuarto grado, un amiguito llegó con el periódico (amarillista) que pidió el maestro, teniendo en la portada a un par de descuartizados y un encabezado que decía "Los pusieron para llevar". Carmelo espantado y confundido, intentó buscar refugio en su mamá quien sólo se tomo tiempo para decirle que eran cosas normales de robachicos, vagabundos, drogadictos, maleantes y narcotraficantes. Por la noche abordó a  papá, recibiendo de este por respuesta un "no te preocupes, eso sólo le pasa a los que no tienen papás y con muy poco dinero". Confundido, asustado y temeroso esa noche Carmelo la pasó muy mal, recordaba a cada instante la foto del periódico, pero ni las palabras de mamá ni las de papá consiguieron anesteciar su sufrimiento, hasta que al fin se durmió. Al día siguiente, bajó como de costumbre al desayuno y después de un largo silencio, le dijo a su mamá: "YO NUNCA HARÉ ESO, NUNCA SERÉ NARCOTRAFICANTE", y una sonrisa de asentimiento se dibujó en la cara de su mamá quien pasó y le dió un beso en la frente.

  Se acabó la primaria, y la secundaría se convirtió en la ventana al mundo, donde algunos de sus amigos fumaban y bebian alcohol a escondidas, otros se golpeaban y unos más compraban con un señor muy a todo dar, unas bolsitas muy pequeñas que contenían polvos, quizá blancos. Esos muchachos se le acercaron, lo invitaron a probar de los vicios y le ofrecieron más de forma gratuita a cambio de unos "pequeños favores"... y así Carmelo se enlistó en la libreta de la que muy pocos consiguen borrar su nombre.

  Pasó la preparatoria, juntándose cada vez más con esa gente, sin que ninguno de los papás siquiera lo notara. Nunca se acercaron a él para apoyarlo, siempre creyeron que con dinero le compraban lo mejor para la vida. Así llegó con mucho trabajo a la universidad, donde les decía a sus padres que iba a la escuela en el día, y muchas veces andaba con sus "amigos" aprendiendo a disparar un arma real, o hasta ocultando muchos de los paquetitos en sus ropas para ir a venderlos a las escuelas. No consiguió terminar, lo expulsaron reprobado y en casa le gritaron hasta humillarlo. Pero a él ya sólo le importaba lo que dijera su grupo de amigos, quienes lo incitaron a salirse de casa; lo cual consiguió engañando a sus padres con la promesa de ir a estudiar a otra ciudad.

  De tiempo completo, Carmelo pasó a trabajar para la industria que produce miles de millones en dólares, a cambio de tener pocos escrúpulos. Se adentró, tuvo que matar a unas cuantas personas para demostrar su sangre fría unas veces y otras para quitar a la competencia del camino. Inauguró la venta de drogra en nuevas escuelas que todavía no eran aprovechadas y subió de rango al cabo de 2 años de estar en el negocio. Pero a papá y mamá sólo los llamaba para platicarles que tenia un nuevo trabajo donde le iba muy bien, y como de costumbre, no hablaban mucho porque todos tenían poco tiempo.

  Llegó a los 25 años, en el 2007, la parte más importante de su vida, casi desperdiciada. Ahí logró conocer a algunos jefes renombrados de la mafia...

  Continuará!!... El viernes 26 de marzo presentaremos la   segunda parte  . La tienes que leer. Y recuerda que se lee mejor desde nuestro blog.

  EL PESCADOR

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